Sunday, December 31, 2006

El Hombre y el Pozo


Cierta oportunidad un hombre decide comprar una casa, luego de asentarse en ella se da cuenta que esta no tiene agua. Esto produce una gran preocupación por lo cual decide hacer una investigación exhaustiva a fin de determinar las características del suelo de su propiedad y asimismo precisar el sitio donde colocaría un pozo para poder extraer el preciado liquido.

Luego de buen tiempo de investigación es preciso comprar herramientas e iniciar la excavación de acuerdo a lo planeado. Sin perder tiempo toma una pala, un pico y otros implementos e inicia su tarea. Después de largo tiempo ya fatigado, cansado, y con una sed que prácticamente lo iba a matar, comienza en su desespero a gritar. ¡Agua, agua, agua! , grita una y mil veces cada vez con mas fuerza exigiendo que apareciera de una vez el agua.
Alguien logra escucharle y se acerca a la excavación indicándole que saliera y que le siguiera. Caminan por detrás de la casa hacia un sendero no muy largo luego del cual, en un follaje se muestra ante sus ojos un río, si, un río de caudal inmenso con agua pura y cristalina, si, agua en abundancia.
Extiende entonces el agradecimiento y sin mas se lanza al agua, bebe, se refresca, se limpia, nada y se regocija, sin embargo al terminar la euforia, vuelve a la orilla, y de manera extraña se dirige nuevamente a la casa,-todos pensarían que para idear otra forma de traer el agua, pero no-toma de nuevo sus herramientas y continua cavando el hoyo para terminar el pozo.


Reflexión:

En ocasiones aun habiendo encontrado lo que buscamos continuamos resistiéndonos y anclados persistimos en la faena o en la angustia en a una actitud fanática que nos impide despertar.


Tomado de una conferencia de Maharaji (Prem Rawat) orador espiritual

Wednesday, December 27, 2006

La Avispa Ahogada


La avispa aquel día, desde la mañana,
como de costumbre, bravísima andaba.
El día era hermoso, la brisa liviana;
cubierta la tierra, de flores estaba
y mil pajaritos los aires cruzaban.

Pero a nuestra avispa -nuestra avispa brava-
nada le atraía, no veía nada
por ir como iba, comida de rabia.

"Adiós", le dijeron unas rosas blancas
y ella ni siquiera se volvió a mirarlas
por ir abstraída, torva, ensimismada,
con la furia sorda que la devoraba.

"Buen día" le dijo, la abeja, su hermana
y ella que de furia, casi reventaba,
por toda respuesta, le echo una roncada
que a la pobre abeja, dejo anonadada.

Ciega como iba, la avispa de rabia,
repentinamente, como en una trampa,
se encontró metida, dentro de una casa.

Echando mil pestes, al verse encerrada,
en vez de ponerse, serena y con calma
a buscar por donde, salir de la estancia,
¿sabéis lo que hizo? ¡Se puso más brava!

Se puso en los vidrios, a dar cabezadas,
al ver en su furia, que a corta distancia
ventanas y puertas, abiertas estaban;
y como en la ira, que la dominaba
casi no veía, por donde volaba,
en una embestida, que dio de la rabia
cayó nuestra avispa, en un vaso de agua.

¡Un vaso pequeño, menor que una cuarta
donde hasta un mosquito, nadando se salva!
Pero nuestra avispa, nuestra avispa brava,
más brava se puso, al verse mojada,
y en vez de ocuparse, la muy insensata,
de ganar la orilla, batiendo las alas
se puso a echar pestes y a tirar picadas
y a lanzar conjuros y a emitir mentadas.

Y así, poco a poco, fue quedando exhausta
hasta que furiosa, pero emparamada,
terminó la avispa por morir ahogada.

Tal como la avispa, que cuenta esta fábula,
el mundo está lleno, de personas bravas,
que infunden respeto, por su mala cara,
que se hacen famosas, debido a sus rabias
y al final se ahogan, en un vaso de agua.

Aquiles Nazoa

Un Hombre su Caballo y su Perro



Un hombre, su caballo y su perro iban por una carretera. Cuando pasaban cerca de un árbol enorme cayó un rayo y los tres murieron fulminados.
Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado este mundo, y prosiguió su camino con sus dos animales (a veces los muertos tardan un cierto tiempo antes de ser conscientes de su nueva condición...)
La carretera era muy larga y colina arriba. El sol era muy intenso, y ellos estaban sudados y sedientos. En una curva del camino vieron un magnifico portal de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro. El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada y entabló con él, el siguiente diálogo:
- Buenos días.
- Buenos días - Respondió el guardián.
- ¿Cómo se llama este lugar tan bonito?
- Esto es el Cielo.
- ¡Qué bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos!
- Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera. Y el guardián señaló la fuente.
- Pero mi caballo y mi perro también tienen sed...
- Lo siento mucho - Dijo el guardián- pero aquí no se permite la entrada a los animales.
El hombre se levantó con gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber solo. Dio las gracias al guardián y siguió adelante. Después de caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una puerta vieja que daba a un camino de tierra rodeado de árboles. A la sombra de uno de los árboles había un hombre echado, con la cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía.
- Buenos días - dijo el caminante. El hombre respondió con un gesto de la cabeza.
- Tenemos mucha sed, mi caballo, mi perro y yo.
- Hay una fuente entre aquellas rocas - dijo el hombre, indicando el lugar- Podéis beber toda el agua como queráis. El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed. El caminante volvió atrás para dar las gracias al hombre.
- Podéis volver siempre que queráis - Le respondió éste.
- A propósito ¿Cómo se llama este lugar?- preguntó el hombre.
- EL CIELO.
- ¿El Cielo? ¿Sí? Pero si el guardián del portal de mármol me ha dicho que aquello era el Cielo!
- Aquello no era el Cielo. Era el Infierno - contestó el guardián. El caminante quedó perplejo.
- ¡Deberíais prohibir que utilicen vuestro nombre! ¡Esta información falsa debe provocar grandes confusiones! - advirtió el hombre.
- ¡De ninguna manera!-increpó el hombre - En realidad, nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar a sus mejores amigos...

Jamás abandones a tus verdaderos amigos aunque eso te produzca inconvenientes. Si ellos han estado dándote su amor y compañía has contraído una deuda: "No abandonarlos nunca". PORQUE: Hacer un Amigo es una Gracia. Tener un amigo es un Don. Conservar un Amigo es una Virtud y Ser un Amigo es un Honor.


Paulo Coelho